domingo, 16 de marzo de 2008

El Cabernet Sauvignon

Prima Donna entre las tintas. La Cabernet Sauvignon es conocida como la reina de las uvas negras, y cuenta con el reconocimiento casi unánime de los que dicen que saben.
De racimo suelto, con granos color azulado, su piel es fuerte y se pudre poco. Se caracteriza por el sabor a cassis, a veces a pimienta negra, grosella negra y zarzamora, según las zonas y el tipo de cultivo utilizado. Junto con el Merlot y el Cabernet Franc, forman el trío más mentado de la zona de Burdeos, lugar desde donde se expandió al mundo. Son excelentes tanto sus varietales como sus genéricos, esta uva produce vinos magníficos, que se convierten en clásicos sin demasiado esfuerzo, son intensos y complejos, y con frecuencia necesitan reposar en botella de cinco a diez años para que su sabor alcance su máximo esplendor, porque cuando el vino es nuevo puede resultar un poco recio o duro al paladar, con mucha acidez y taninos demasiado ásperos. Aunque hoy las bodegas están haciendo vinos de esta cepa para tomar sin previo añejamiento, lo que en la jerga comercial se conoce como de salida rápida. Cuando madura en buenos toneles de roble, madera con la que tiene afinidad natural, lo hace con gracia y su carácter salvaje da paso a un vino de aroma profundo y complejo, de paladar a la vez robusto y carnoso, redondo y sabroso. Su popularidad es tal que es considerado como el paradigma del vino tinto con fuerza y presencia.Aunque no tiene problemas para crecer en casi ningún rincón del territorio vinícola argentino, su oferta es de una calidad superior cuando fue plantada en Luján de Cuyo, Perdriel, Lunlulta, Vistalba o Agrelo.

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